Un acercamiento a la espiritualidad de la música electrónica a través de las palabras y experiencias de la DJ y productora Eris Drew.
Es el verano del 2017 y fin de semana, en el festival Movement de Detroit. Eris Drew llega tarde a Club Toilet, una fiesta gay que se celebra junto al festival principal. Está nerviosa. Recientemente se ha presentado al mundo como mujer trans y comenzó a tomar hormonas. Con estos sentimientos de inseguridad pasa el umbral del club y se acerca a la cabina de dj para su set. Sin embargo, cuando Eris comienza a pinchar, algo cambia en ella. Y no sólo en ella, sino en el ambiente. Es algo que puede apreciar visualmente. El club está a rebosar con hombres sin camiseta, que ocupan la mayor parte del espacio de baile. Cuando el set de Eris Drew comienza, un grupo de mujeres se van haciendo camino hasta la primera fila. Eris comienza a sentir una conexión total con el público, con la música y con lo que está pasando. Eris pone por primera vez en un set desde que compró el disco la épica “Impact USA (Earth Is Burning)” de Orbital. Es una melodía cargada de simbolismo personal y político. En este momento algo hace click, algo cae en su lugar y, de repente, se encuentra sumergida en un trance entusiasta. Finalmente conectada con su cuerpo y llena de amor ilimitado.
Desde ese momento de realización personal, el mundo se ha abierto para Eris como DJ. Fue seleccionada por The Black Madonna para trabajar como residente en Smart Bar, Chicago, pero su carrera le ha llevado fuera de América y a tocar en clubs mundialmente conocidos, como Panorama Bar (Berlin) y a organizar sus propios eventos, conocidos como Motherbeat. Para Eris la cultura de baile y de club se extiende mucho más allá que el objetivo de pasar un buen rato. Es una forma de liberación y una práctica cercana a la espiritualidad.
Eris tiene 44 años y nació en Perth, Australia, donde sus padres trabajaban como profesores. Cuando tenía ocho años, se mudaron a Glen Ellyn a las afueras de Chicago, donde reside hoy en día. Siempre sintió curiosidad por la música, le fascinaba el piano de su abuela. A los 10 años, le regalaron su primer sintetizador programable, lo cual probablemente incitó su carrera como productora, más tarde.
Aunque las fiestas Motherbeat comenzaron en el 2017, Eris tuvo esta idea muchísimo antes, en 1994. Cuando era adolescente, contempló un concepto que relacionaba la música, el estado de trance y la conexión a la naturaleza. Un amigo definió este concepto como “motherbeat” (latido de la madre), asociando a este ritmo unificador a una fuerza que lo mobiliza todo. El corazón de “la madre”, entendida ésta como un ente superior o divino o, simplemente, como el todo de nuestra realidad.
“Fue un momento revelador que experimenté cuando estaba en un estado psicodélico. Mi amigo y yo veníamos de una rave y percibimos que los sonidos mecánicos del aire acondicionado de la furgoneta eran los mismos que los de la rave. Me di cuenta de que la música es más que estética, que los sonidos contienen información oculta y universal. Bill Drummond de The KLF experimentó algo similar, describiendo el sonido del motor de su Land Rover como una especie de música no tonal, que inspiró su proyecto coral The17. Mi experiencia suena muy mística y abstracta, pero me dio algo que podría atribuir a todos esos años. De alguna manera, he tenido una vida difícil, así que la música para mí se convirtió en una especie de diosa curativa. Cuando tenía 18 años, Motherbeat fue mi palabra para referirme a una energía femenina universal con la que necesitaba conectarme, porque me etiquetaron como hombre al nacer, pero siempre me sentí femenina”.
Durante esta época de joven adulta, Eris se involucró en la extendida cultura de las mixtapes, escuchando house, techno industrial, trance, gabber y jungle, entre otros géneros propios de la escena de las raves a la que fue introducida en 1992 y que jamás abandonó. Eris vio en la exuberancia, energía y caos de esta escena, una puerta para conectar consigo misma y con los demás. Una expresión de libertad.
“Hay algo en la música que supera la intención y la historia personal del artista. Es un mensaje trascendental, un lenguaje de pulsación resonante. Lo escuchamos en la naturaleza, por ejemplo, en los cantos de los pájaros y los insectos en el bosque. También lo escuchamos en nuestras máquinas. Los trenes inspiraron los ritmos de rock and roll de Bo Diddley, y esas pulsaciones rítmicas también son fundamentales en el techno. Una persona en estado de éxtasis tiene el poder de alterar su realidad visual con estos mensajes musicales que no se pueden entender. Aparentemente, los humanos están diseñados para recibir y canalizar estos logotipos en nuestras propias expresiones y creaciones”.
Una cinta de la leyenda de las raves estadounidensesTerry Mullen, en 1993 en una fiesta llamada Momentum en Kentucky, ayudó a dar forma a su propio sonido y estilo de DJ.
“Esta es mi mixtape favorita desde y para siempre”, dice Eris. Y, como Mullen, ella en sus actuaciones también está en contaste movimiento, cambiando el tono, realizando “scratching”, “drops” o usando dos copias de un mismo disco al mismo tiempo.
Momentum también fue una fiesta a la que asistió The Black Madonna. Aunque es parte de la misma escena, sus caminos no se cruzarían hasta 10 años después. Eris se convirtió en un habitual en Smart Bar a finales de los 90, en este punto todavía no se había convertido en la mujer trans que es hoy en día y estaba casado. Después de que su matrimonio se rompiese en 2009, comenzó a organizar fiestas nocturnas con otros DJs referentes de la zona. Comenzó con Fresh Meat y, tras largas noches de fumar marihuana y escuchar discos con Justin Long, un residente de Smart Bar desde hacía mucho tiempo, comenzaron juntos Hugo Ball en 2012, con Sevron. “Fue la primera fiesta en la que intenté crear un ambiente con instalaciones artísticas a través de bricolaje sencillo”, dice Eris, describiendo su transformación total del club para crear un ambiente “surrealista” dedicado a la contracultura y a la polisexualidad.
“Ennegrecimos todas las paredes con plástico, cambiamos el ambiente habitual del club construyendo una cabina de DJ en la pista de baile para cada fiesta. Nos dejamos las entrañas trabajando; teníamos que cargar bloques de cemento por tres tramos de escaleras”.
Los sets de Eris no pasaron desapercibidos por The Black Madonna, también conocida como Marea Stamper, quien trajo a Eris a bordo de manera más permanente como parte del programa de sus residentes.
Según The Black Madonna : “La seleccioné porque es el ejemplo preciso de la filosofía que tenía en mente en ese momento, que era elegir personas que iban a crecer exponencialmente como artistas, encarnar los valores de nuestra comunidad y convertirse en embajadoras del club y la ciudad. No hay un mejor modelo a seguir o artista en nuestro pequeño universo”.
La naturaleza lúdica del discordianismo, una religión absurda (o parodia de la religión) basada en el libro Principia Discordia de 1963, puso en marcha las ruedas de la reencarnación de Eris. Queriendo reemplazar su antiguo nombre en Facebook, buscó en Google “antiguas diosas”. Eris Goddess of Disorder “sonaba genial”, dice ella. “Yo misma estaba atravesando mucho caos en mi vida, y lo que decía era que “a través del caos ella trae cambios”.
Con esta filosofía en mente, Eris tomó su nuevo nombre y también remodeló su perspectiva sobre la narrativa de su propia vida. Al descubrir más sobre el discordianismo – como la naturaleza sagrada del número 23 – vio sincronía en su propia vida que la cargaban de mensajes. “Puedes optar por ignorar las coincidencias en tu vida, o elegir dejar que le den significado, como los sueños”, dice ella.
A pesar de la creciente visibilidad de las personas queer y trans en la música electrónica, todavía hay muchas personas que viven en silencio, cree, por temor a descarrilar su carrera o perder fans. En su entrevista para Mixmag (2018) acababa de llegar andando con su pareja, y pidieron disculpas por llegar tarde, explicando que habían sido expulsadas del Uber que las traía. Vinculando esto a la transfobia que experimentan en su día a día. Sin ir más lejos, sus hormonas fueron requisadas en aduanas, una clara señal de que falta educar y regular los sistemas gubernamentales para poder incluir a la sociedad trans.
Eris Drew. Ilustración de Teresa Ferreiro
La voz de Eris rebosa de emoción cuando habla de los derechos trans. También señala cómo los derechos trans están inevitablemente ligados a la raza, dada la violencia desproporcionada que experimentan las mujeres trans de color. También habla de los prejuicios asentados en el propio campo médico. Por ejemplo, los médicos afirmaron que su transformación vendría ligada a una pérdida de su deseo sexual. Cuando a ella le ocurrió justo lo contrario y lo mismo le ha pasado a amigas suyas.
En 2018, en Pittsburgh, se celebró el “primer rito psicodélico de Motherbeat: Shamaness Imploding”. Para el cual, Eris estudió las tradiciones curativas extáticas: “Los sanadores casi siempre usan el ritmo, la repetición y la música como parte de su práctica, danza y formas cinéticas”, explica.
Este objetivo por la experiencia de trance revelador o curativo es parte de la visión que asume en su trabajo como DJ. Un papel que considera como el de una “oradora cultural”, transmitiendo experiencias a través del ritmo y de la atmósfera creada en el evento. “A la gente le encanta bailar con esta música y persiste treinta años después de su creación. Es sorprendente dar la vuelta al mundo y reproducir discos de Chicago de mi colección que la gente nunca ha escuchado”.
Eris Drew mantiene una relación romántica con Octo Octa (Maya Bouldry-Morrison), una famosa DJ y también mujer trans. Eris se considera poliamorosa y su relación es abierta. “Maya es uno de los amores de mi vida”, dice ella.
Ambas han pinchado juntas en múltiples ocasiones.
La voz de Eris rebosa de emoción cuando habla de los derechos trans. También señala cómo los derechos trans están inevitablemente ligados a la raza, dada la violencia desproporcionada que experimentan las mujeres trans de color. También habla de los prejuicios asentados en el propio campo médico. Por ejemplo, los médicos afirmaron que su transformación vendría ligada a una pérdida de su deseo sexual. Cuando a ella le ocurrió justo lo contrario y lo mismo le ha pasado a amigas suyas.
En 2018, en Pittsburgh, se celebró el “primer rito psicodélico de Motherbeat: Shamaness Imploding”. Para el cual, Eris estudió las tradiciones curativas extáticas: “Los sanadores casi siempre usan el ritmo, la repetición y la música como parte de su práctica, danza y formas cinéticas”, explica.
Este objetivo por la experiencia de trance revelador o curativo es parte de la visión que asume en su trabajo como DJ. Un papel que considera como el de una “oradora cultural”, transmitiendo experiencias a través del ritmo y de la atmósfera creada en el evento. “A la gente le encanta bailar con esta música y persiste treinta años después de su creación. Es sorprendente dar la vuelta al mundo y reproducir discos de Chicago de mi colección que la gente nunca ha escuchado”.
Eris Drew mantiene una relación romántica con Octo Octa (Maya Bouldry-Morrison), una famosa DJ y también mujer trans. Eris se considera poliamorosa y su relación es abierta. “Maya es uno de los amores de mi vida”, dice ella.
Ambas han pinchado juntas en múltiples ocasiones.
En sus directos, Eris parece poseída por las canciones, bailando fuerte y cantando cada palabra, algo que se ha convertido en su sello distintivo. No se debe sólo a que ama las canciones, sino que siente que el disco habla por ella, se identifica con las letras como si ese fuera su mensaje de puño y letra. Por ejemplo, la canción “Out there” de Friends Of Matthew, que dice en inglés “Veme, siénteme, escúchame, ámame, tócame”, seguido de una voz robótica que pregunta “¿Hay alguien ahí afuera?”. “Cuando una mujer trans le canta eso a un grupo de mujeres trans que ya se han convertido, es realmente poderoso”, explica.
Cuando debutó en el jardín exterior de Panorama Bar, en Junio 2018, eligió como última canción “Walking On Sunshine” de Rockers Revenge.
Esta fue sugerida por su madre, con el mensaje de que reflejara los cambios positivos que había visto en su hija, y Eris lloró al ponerlo. Si ella cree en el poder curativo y trascendental de la música, es porque está transformando su propia vida, un concierto a la vez.
“En el fondo, bailar con Motherbeat es la adoración de la diosa de la naturaleza arcaica del techno. (…) Yo era una mujer atrapada y en una guerra existencial con mi propio cuerpo. Estaba completamente perdida en los inadecuados modelos de género de la cultura. Los discos que toco para la gente hoy, muchos de ellos fueron mi medicina. Antes de la transición, evocaría el arquetipo de la diosa en privado y me sentiría conectada con mi yo femenino a través de la música, la danza y los adornos. Ella fue mi único escape de la disforia y la opresión de género durante dos décadas. Recientemente escribí todo esto camino a Seattle en forma de poema narrativo”. Este tipo de “poemas narrativos” son la línea en la que se basa para construir muchos de sus sets. A través de las melodías, cuenta una historia personal que se desarrolla en el tiempo.
“A un nivel profundo, creo que Motherbeat podría ser la misma Gaia, un mensaje constante en el sonido que nos rodea con la capacidad de restablecer nuestra conexión con la naturaleza. Nos llama a disolver el ego, reducir los modelos culturales a polvo y deleitarse con el éxtasis. Creo que la experiencia extática es el derecho de nacimiento de todo ser humano, pero la importancia de esta tradición esotérica ha sido oscurecida por siglos de racionalismo y monoteísmo occidentales.”
Con Eris Drew comparto una visión casi idéntica sobre lo que significa la música, y en concreto la música electrónica.
Así como la cultura de club, de la rave y, en general, de cualquier manifestación social a través de la música y el baile. Esta manifestación está vinculada a rituales espirituales que son tan antiguos como antigua es la historia de la humanidad.
Estoy de acuerdo en que existe una simbiosis entre los ritmos, las pulsaciones y la sensación de conexión y unidad. También creo que la música se convierte en un lenguaje que trasciende el propio discurso de la artista para convertirse en parte de una historia global, más grande que ella misma.
Y esa idea me parece más bella y más cercana a la idea de un “todo” que nos conecta, que ninguna otra teoría religiosa.
Eris Drew es una artista increíble, pero también amo sus entrevistas, porque sus epifanías se parecen a las mías y te hacen sentir comprendida.
Referencias:
Ali, 2018. “Transdimensional”. Isburning.com
2017. “The Chicago DJ introduces us to the Motherbeat”. Resident Advisor podcast.
Ventura, 2017. “Eris Drew: Mi selección musical se enfoca en llevar a los asistentes a un estado extático”. Vice.
Roberts, 2018. “Eris Drew’s personal awakening has merged with her stratospheric rise as a dj”. Mixmag.
Teresa Ferreiro trabaja en dirección y gestión cultural y gestión de medios. Es escritora y editora en Ruido de Fondo. Doctora en Bellas Artes y Estudios de Género (Universidad de Vigo) y es artista de cómic, ilustradora y DJ.
2 thoughts on “Eris Drew. El latido que lo envuelve todo.”
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