Me gustó Jacques por su música sin realmente saber nada de Jacques, ni de su filosofía, ni de sus pensamientos, pero es importante conocerlos para entender la intención de sus creaciones. Aún hoy en día – y a pesar de su éxito en la esfera de la música electrónica – quizás este sea uno de los pocos artículos – sino el único – que haya en español.
Jacques nació el 18 de Diciembre de 1991, originario de Estrasburgo (Francia) e hijo del músico Étienne Auberger, comenzó tocando la guitarra en su primer grupo, Rural Serial Killers, a los 14 años. A los 22 años, junto a su novia y un grupo de amigos, comenzó una okupa en París – Point G – y empezó su carrera como productor en solitario. A esta misma edad, comenzó a dar TED Talks sobre lo que había aprendido viviendo en comunas de okupas en lugar de haber ido a la universidad.
Su estilo musical se encuentra entre el techno ambiental y el noise, y se crea a partir de sonidos encontrados en el día a día: un golpe en un plato, el sonido de una tijeras cortando, un ventilador, máquinas electrónicas o el sonido chillón de un pollo de plástico. Pero estas composiciones – que entrelazan con elegancia lo absurdo, lo misterioso y lo cotidiano – muestran una sofisticación no sólo admirable a nivel técnico, pero que nos toca como un abrazo en el momento adecuado.
Su primer EP, Tout Est Magnifique (2015) no ganó la atención comercial pero sí la absoluta fascinación de círculos interesados en la música experimental. En este EP, se encuentra la recomendadísima composición de 10 minutos y 10 segundos, L´Incroyable Vie des Choses, que, como su propio título indica, centra nuestra atención en la increíble esencia de las cosas cotidianas.
Del 2016 al 2018, entre una multiplicidad de proyectos, grabó los conciertos de su gira mundial, un total de 125 piezas que se recogen en un álbum titulado Sous Inspi, que podéis encontrar en su Soundcloud:
En 2017, Jacques creó su single Dans la Radio (Pain Surprises Records) que tradujo a distintas versiones. La internacional:
Pero también en chino, árabe, inglés, ruso o español:
A fines de 2017 y al día siguiente de su cumpleaños, anunció a través de sus redes sociales que había sido asaltado en su estudio donde robaron su equipo de grabación. Como resultado, anuncia el fin de sus conciertos hasta nuevo y abandona la ciudad para irse a vivir a Marruecos donde comienza a llevar una vida discreta, pero sin desconectar completamente de su carrera musical. Durante su estancia en Marruecos, colaboró en varios proyectos, entre los que destaca Salut c’est cool, Superpoze, Agoria o incluso Gucci. Al mismo tiempo, continuó con su trabajo no sólo musical pero también artístico, explorando el mundo de la ilustración, la instalación y el vídeo.
Dos años después del robo – en 2019 y el mismo día de su cumpleaños (el 18 de diciembre)- Jacques resurge al publicar el video d: “Hoohoohoo Hahaha”.
Es probable que Jacques haya sido un artista hasta cierto punto mal juzgado por su estética. Ya que normalmente se vincula el absurdo con una falta de seriedad. Pero se puede encontrar en su música un tipo de compromiso, seriedad y belleza tan particulares que emocionan profundamente. El gran ejemplo es su EP Tout Est Magnifique (2015).
Jacques no busca transmitir un pensamiento concreto, busca encontrar aquellos sonidos que viven en nosotras. Puedes identificarte o no con una canción sobre el amor, sobre el éxito, el sexo o cualquier otra prioridad social; pero las melodías de Jacques van más allá de estos temas, que tal vez simplemente sean necesidades básicas. Necesidades básicas que todxs queremos y que nos gritamos unxs a otrxs desesperadas por conseguirlas, o afirmando que ya las tenemos. Y entre todo este ruido Jacques ha grabado a un pájaro cantando. Y sé que lo que estoy escribiendo parece absurdo. Pero así de absurda es la vida. Entre todo este ruido existe un pájaro cantando y ese sonido es transversal. Es reconocido a través de diferentes culturas, personas y momentos de la historia. Sonidos que hemos sido programadas para reaccionar a ellos antes de haber nacido, y por tanto, nos trasladan a un tipo de conocimiento o de verdad sobre nosotras mismas – cómo humanas – que transgrede cualquier tipo de deseo superficial o pensamiento inútil. Sonidos que simplemente están ahí y seguirán estando ahí cuando ya no estemos en ese mundo. Y en ese sentido, demuestran un tipo de realidad inmensurable, eterna y fascinante que aunque no comprendamos, nos captura y nos captura porque no podemos comprenderla.
Jacques y su proyecto funcionan como un concepto a medio camino entre el transcendentalismo y el transhumanismo. Sus sonidos tratan de capturar el alma del mundo, y a su vez el alma de cada una de nosotras, porque – esencialmente- participamos en el universo como una fuerza compleja pero única y compartimos una memoria universal. Las reacciones humanas a estos sonidos – que actúan como símbolos de misteriosas ideas olvidadas pero conocidas- , unen al público en un estado de satisfecha contemplación auditiva y reflexión. Jacques, a través de una cuidada atención a elementos costumbristas – a aquello que nos hace sentir presentes – crea una oda a la eternidad, a lo que trasciende.
Todo el mundo puede llegar a comprender el sentimiento de sentirse inadecuado. De temer tus propias palabras vacías. De encontrar paz en la música electrónica porque, por una vez, nadie está hablando. Es difícil poder comunicar algo relevante y hay una gran valentía en la gente que lo intenta, lo consigan o no. Pero no sería arriesgado decir que a la mayoría de la gente que se identifica con la música electrónica e instrumental, se inclina en gran medida hacia este género por la forma en la que se aleja de lo mundano, para precisamente reflexionar sobre esto mismo.
¿Acaso no es bello? Es un medio extraño, la música electrónica. Hecha por humanas pero alejada de la humanidad. Destinada a que la gente proyecte lo que quiera en sus melodías. Es un momento mágico en el que el mundo deja de decir superficialidades y sólo se oye el ritmo, – como diría Eris Drew – el latido que lo envuelve todo.
En este cortometraje de Jacques, creado con la colaboración de GQ y Gucci, hace un viaje sonoro a Tánger. Este cortometraje casi funciona como una confesión de sus motivos como creador y se algunas características de su personalidad:
“En un mundo ideal, yo no tendría que hablar nunca. No sé… siento que mis palabras son un insulto a mis pensamientos ¿Conoces ese sentimiento de no ser capaz de poner palabras a un sueño que has tenido? Bueno… así es como me siento todo el rato. Así que desearía dejar de hablar pero resulta en una especie de vórtice, porque incluso decir que no quiero hablar, me fuerza a hablar. Por eso paso los días solo. Con mis objetos. Creando música a mi manera. Sin hablar. Sólo sonidos.”
Jacques transforma una debilidad – la incapacidad de expresar verbalmente sus ideas – en su fortaleza: comunicar a través de la música.
Aunque es preciso tener en cuenta que esta incapacidad de poner ciertos conceptos en palabras muchas veces no se debe a la falta de habilidad de la persona si no a la complejidad del tema en sí. Realmente hay cosas en la vida de las que es difícil hablar, muchas veces por nuestro propio desconocimiento sobre las mismas. Sin embargo, en este cortometraje Jacques trata de crear una canción precisamente sobre esto:
“…Desearía que todo lo que tengo que decir fuera tan bello, tan significativo que valiese la pena introducirlo en mi nueva canción. Pero definitivamente no lo es. Desearía poder ponerme en modo silencio a mí mismo y si tuviera la necesidad de decir algo, podría cantarlo con una melodía. (…) Un tío dijo una vez, “el sonido es lo que aparece cuando esculpes el silencio” y me gusta esculpirlo con mis objetos. Me hace olvidarme del mundo. Centrarme en las pequeñas cosas. De esa forma, la vida se vuelve esta canción gigante que todo el mundo puede escuchar, y en la que cualquier sonido es bienvenido y en la que las letras no son nada más que palabras inútiles que cantamos cada día.
Es una canción que comenzó antes de que yo naciera y que continuará cuando me haya muerto. Pero, ¿Por qué estoy aquí tratando de capturarla como testimonio de mi viaje en el mundo?
Es sólo una canción interminable.”
Se podría decir que todo el proyecto musical de Jacques se trata de una gran oda a esta canción interminable, que al mismo tiempo, forma parte de la misma. De la misma manera que, cuando escribimos sobre historia o acontecimientos pasados, reconocemos lo acontecido al tiempo que estos manuscritos también pasan a ser parte de la historia y tienen la capacidad de transformarla.
Al comprender mejor los intereses de Jacques, también se comprende mejor su tendencia al humor absurdo y como esta pasa a ser parte de su estética. Jacques se centra en las “pequeñas cosas”, buscando la belleza. Buscando una narrativa y un control sobre el mundo. Todas las personas buscamos esa forma de organizar nuestra realidad con la ilusión de que, no sólo tenga sentido, pero podamos controlarla de cierta manera. Tratar de controlar nuestra felicidad. Pero Jacques lo hace de una forma muy bella y también muy sacrificada. Es un artista que se aísla en búsqueda de paz y concordia. Que mira al mundo y sus incongruencias, que escucha la cantidad de ruido carente de sentido y su sistema de defensa es salientar el perfecto ridículo que todo este caos que puede llegar a ser la vida. Una vida llena de incongruencias, de injusticias, de situaciones erráticas y superficialidades. Y en este mar de desasosiegos, ¿quién no ha querido alguna vez raparse la cabeza, aislarse de todo, irse a vivir a algún lugar remoto, en soledad y rodearse de libros, crear música y poco más?
Yo sí lo he pensado. Tú probablemente también. Pero Jacques lo ha hecho.
Como mientras escribo este artículo es el cumpleaños de Jacques. Escribo una lista de los libros que pidió para su cumpleaños el año pasado, que reflejan bien sus intereses por la filosofía, el arte, la realidad virtual, el humanismo, la cultura o la amistad, y puede que le resulten de interés a alguien más:
Dominique de Gramont – El cristianismo es transhumanismo
Pierre Teilhard de Chardin – El lugar del hombre en la naturaleza
Pierre Teilhard de Chardin – El fenómeno humano
Pierre Teilhard de Chardin – Himno del Universo
Henri Laborit – Dios no juega a los dados
Roland Barthes – El placer del texto
Roland Barthes – La muerte del autor
Gorgio Agamben – ¿Qué es lo contemporáneo?
Nietschze – Himno a la amistad
Simone Weil – Amistad
Eric Schmidt – Cómo funciona Google
Por último, me gustaría incluir la definición de Jacques sobre música empujada por el sentimiento poético que le define:
“La materia es lenta, la luz es rápida; entre ellos está el sonido y, por encima de ellos, está el alma. Solo podemos ver la luz cuando toca la materia. Y la música ocurre cuando el alma toca el sonido”.
Teresa Ferreiro trabaja en dirección y gestión cultural y gestión de medios. Es escritora y editora en Ruido de Fondo. Doctora en Bellas Artes y Estudios de Género (Universidad de Vigo) y es artista de cómic, ilustradora y DJ.
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