RomeroMartín, heterodoxias y tradición del poeta cibernético.

RomeroMartín son Toni Martín y Álvaro Romero, autores de “Manifiesto”, debut discográfico donde el folclore se viste de raso 2.0, y riegan de inspiración un ramillete de canciones libres de ortodoxias adoctrinadoras.

En su cuaderno de bitácora caben muchas interpretaciones, pero sobre todo la sensación de estar ante una obra que cumple al dedillo la función a la que apela el título del álbum. Sobre todo ello, hablamos con Álvaro, voz de tan rica macedonia de saetas sci-fi y tangos irreverentes, entre otras flores de hoja metálica y tallo ancestral.

¿Antes que nada, por que Manifiesto?

Es Manifiesto porque en este disco me descubro y no me refiero en lo homosexual (que ya hace tiempo que me manifesté jaja), sino con sentido mas profundo, tal como soy ahora mismo. Y digo “tal como soy ahora mismo”, porque somos seres cambiantes, no sé lo que seré de aquí a unos años.

Hace poco el periodista Luis Lles me decía que lo más interesante que está sucediendo en la actualidad es la mezcla de “raíces y cables”. ¿Hasta qué punto estás de acuerdo con esta afirmación y dónde te ves dentro de esta escena?

Pues realmente no sé si es lo mas interesante que esta ocurriendo ahora mismo, pero sí pienso que es algo normal y natural ya que la tecnología avanza y nos pone a nuestra disposición otros sonidos y otra forma de trabajar. Y lo veo súper positivo porque te abre otra dimensión con la que puedes experimentar y probar con otro tipo de sonido.

A mí, por ejemplo, que no toco ningún instrumento, me ha abierto una posibilidad de hacerme mis temas yo solo sin necesidad de que me acompañe nadie, salvo a la hora de construirlos. Aunque luego pida ayuda a algún compañero para que me corrija algunas cosas a nivel de armonía, sí me ha abierto un mundo lleno de posibilidades.

El elepé comienza con “Saeta del pirómano”, canto de intensidad morentiana del que comentas en los textos dedicados a cada canción que fue como un quilómetro cero para ti. Pero ¿cuáles fueron los caminos previos para RomeroMartín?

Pues tú mismo lo dices en la pregunta. “Saeta del pirómano” fue un poco el germen de todo esto, aunque Toni Martín y yo ya nos habíamos juntados algunas veces en su estudio casero y habíamos estado experimentando y subiendo algunas cosas a Soundcloud, como por ejemplo la “Nana del culo”, la “Granaína” y alguna cosilla más. Yo me llevé preparado algunas adaptaciones de textos que me interesaban e íbamos probando, lanzando cosas en plan improvisando, sin ningún parámetro a seguir. Y ya Toni iba dándole color a la movida, dependiendo de lo que iba cantando. Yo le hablaba mucho del ritmo, de lo que tradicionalmente podría encajar, pero luego el hacía lo que le daba la gana y a mí eso me gustaba, je je je…

Más allá de que, tal como comentas, “Saeta del pirómano” fue el comienzo, ¿cómo llegaste al meridiano entre acervo flamenco y sensibilidad electrónica?

Pues sinceramente, son dos músicas que me han acompañado desde que tengo uso de razón. Desde que tenía 14 años viví toda ese movimiento del breakbeat andaluz, me iba a todas las fiestas, era súper aficionado. Recuerdo que llegaba el fin de semana y desaparecía de mi casa, y no volvía hasta el domingo o lunes de la semana siguiente. Me conocía a todos los productores del momento, guardaba todos los carteles de las fiestas a las que iba, me llevaba mi grabadora antigua de casete (que por cierto aun conservo) y me lo grababa todo. A la semana siguiente, necesitaba todos los días para escuchar lo que había grabado. Tengo hasta grabaciones de Dj Fran de un Cybersound súper cañero que se hizo en Algeciras. Tengo millones de recuerdos de esa época, una de las mejores de mi vida. Conocí a muchísima gente en aquella época de la que todavía conservo muchos amigos. Con el flamenco me pasó un poco igual pero algo más tarde. Los padres de unos de mis mejores amigos de la infancia eran súper aficionados y cuando iba a su casa siempre estaban escuchando grabaciones antiguas. A mí, al principio, me costaba prestarle atención y recuerdo que lo que más me motivaba eran cantaores como Remedios Amaya, Camarón, Morente, Carmen Linares, etcétera, etcétera. Por eso pienso que para mi oído era como más natural esos tipos de sonido, y siempre tuve claro que algún día haría algo con esos dos tipos de sonidos que, al fin y al cabo, tampoco están tan lejos el uno del otro, o por lo menos para mí.

Una vez cuajada la fórmula, ¿el resto de canciones vivieron el mismo proceso de
integración o cada una surgió de su propia experimentación?

Bueno, una vez que vas trabajando con esos sonidos y ya has roto el hielo, lo demás lo intuyes. Me imagino en mi cabeza como sería un cante con ciertos sintes, con ciertos sonidos mas electrónicos y los voy bocetando (en plan cutre) y Toni los engrandece. Los dibujo en mi cabeza y con mi Tc-Helicon los empiezo a dibujar y a colorear. Ya luego llega Toni y pum, hace magia y los eleva, los lleva a otro lugar.

Cortes como “Granaína de la herida” se nutren de un impacto mucho más orgánico y violento desde la parte electrónica, que me recuerda al flamenco más tribal. Por su parte, “Que sí, que no” es prácticamente electronic body music reinventando el cajón flamenco. En cierta manera, más que una mezcla de lenguajes, suena a híbrido meticulosamente trabajado desde el laboratorio de sonidos.

A ver, a mi también me gusta mucho trabajar con mis experiencias personales y no elijo las canciones porque crea que la granaína o la que sea vaya mejor con música electrónica o con algún sonido en particular. En este caso, son canciones que tienen un significado especial para mí. Es cierto que la granaina es un cante libre y que básicamente el compás está en el interior del cantaor. Entonces, en este caso, sí que hay canciones que están mas trabajadas desde un punto de vista más meticuloso porque necesitaba que, a nivel emocional, estuvieran ahí.

En otros temas como “Nací como quise yo” y “Tango de la coca” se intuye un alto componente autobiográfico de orgullo y reivindicación gay dentro de un género como el flamenco. Creo que artistas como Rodrigo Cuevas y tú estáis despojando el folclore de esa caspa tan arraigada en una tradición donde esta clase de discursos siempre tuvieron que provenir desde la exclusión cultural. ¿Qué grado de responsabilidad has contraído para alzar tu discurso como ejemplo personal y empatía con los que se sientan identificados con tus letras?

Primeramente, la responsabilidad la adquiero conmigo mismo, con lo que soy, y es natural que eso se refleje en mi música. A partir de ahí, uso el flamenco para cuestionarme cosas y poner al espectador en un precipicio para que se hagan preguntas y se cuestionen porque están pasando ciertas cosas en nuestro país. Y ya si le sumamos la lucha que tenemos que combatir entre todos, porque el fascismo asoma con fuerza y hay que combatirlo… Por eso la “Nana del culo” siempre se la dedicamos a Vox, para que los cabrones esos se enteren que en este país hay diversidad y no van a conseguir pararla. Tengo un sobrino con cuatro años y medio y quiero que viva en una sociedad en la que se sienta libre de ser lo que quiera, sin miedo a expresar lo que sienta.

¿Qué hay más allá de Manifiesto?

Pues seguir haciendo canciones comprometidas, ir sacando singles y a ser posible tener un nuevo trabajo discográfico para septiembre, o a más tardar a finales de años.
También seguir trabajando la parte performativa, que me encanta y me encuentro muy a gusto dentro de ese contexto.