Conversación con Uge Pañeda, OKKRE, sobre música, espiritualidad, política y el absurdo de la falta de apoyo a artistas nacionales. “No sabemos sacarle partido a los recursos que tenemos”
Okkre es el proyecto musical y pseudónimo artístico de Uge Pañeda: compositora de música electrónica, DJ, ex integrante del grupo LCC, psicóloga y, en resumen, persona fascinante.
Su perspectiva hacia la música nace de un interés por el carácter universal de la misma, la música como necesidad humana, como ritual y proceso libertador de emociones. En su forma de contestar cada pregunta quedan claras muchas cosas, entre ellas: su postura feminista, el interés por la comprensión del comportamiento humano, su carácter artístico flexible, componiendo para películas y documentales profundamente políticos y recomendables, o bien colaborando en proyectos coreográficos como “Épica”, junto a Aimar Pérez Galí. También su sincera defensa hacia las y los artistas nacionales. A día de hoy, seguimos viendo como, tristemente, algunas personificaciones de joyas culturales tienen más salida en circuitos internacionales que en casa ¿realmente necesitamos que se legitime nuestro arte desde fuera? Pañeda reclama la atención a lo que nos rodea. Lo cual, a mi entender, es una manera de no sólo comprendernos mejor a nosotras mismas, pero también de fortalecer nuestra confianza.
Okkre es un cúmulo armoniosamente mezclado de sonidos de muy distintas procedencias y practicidades. Como buena investigadora del sonido, Pañeda siempre lleva su grabadora encima, hasta el punto de que, por pura deformación profesional, estos sonidos que nos rodean se han convertido en una fuente inagotable de nuevos recursos para su proyecto:
“Una vez que se encienden, los oídos nunca se apagan, para lo bueno y para lo malo. A veces me gustaría apagarlos y no pensar tanto, pero ni durmiendo se detiene la cabeza, y terminas integrando en tus sueños los sonidos con los que trabajas durante el día”.
OKKRE mezcla grabaciones de campo – algunas procedentes de otras culturas y rituales religiosos – con cajas de ritmo y bases techno oscuras y majestuosas. Ella busca romper etiquetas y crear un viaje en el espacio/tiempo que trascienda los géneros.
Anteriormente, Pañeda recibió atención internacional a través de su proyecto como dúo musical LCC (acrónimo de Las CasiCasiotone) (Editions Mego). La primera publicación de LCC D/evolution (Editions Mego, 2014) fue un álbum muy aclamado, que rápidamente las colocó en el circuito mundial de festivales. El último álbum de LCC, Bastet, se estrenó mundialmente en el Festival Sónar 2017 como un espectáculo audiovisual en colaboración con el artista visual Pedro Maia.
Bajo el nombre de OKKRE, ha colaborado con la coreógrafa Aimar Pérez Galí, produciendo ‘Épica’, una actuación de baile con banda sonora en vivo, producida por Mercat de les Flors en colaboración con el Festival Sónar. Esta composición ha sido lanzada en vinilo por MOM (Modern Obscure Music 2018).
Su trabajo de estudio más reciente es Arkhé, que se estrenó en español en el L.E.V Festival 2018, seguido de varias fechas en América del Sur y España.
Sus últimos lanzamientos han sido pistas remezcladas respectivamente de ‘Empty Airport Rmxs’ (Editions Mego, 2019) de Chra y Reconnect Remixes (Eotrax, 2019) de Eomac; junto con artistas como Fennesz, Pita o Silvia Kastel, para el primero; y Erroresmith, Kyoka, Renick Bell, Dylan Henner o Nene H, para el segundo.
OKKRE también es compositora de música de cine documental y experimental. Recientemente contribuyó a la banda sonora documental ‘I Hate New York’, dirigida por Gustavo Sánchez, compartiendo créditos con artistas de renombre como Arca, Ryuichi Sakamoto o Koreless, entre otros. También ha producido varias bandas sonoras para documentales con carácter sociopolítico provocativo: ‘Free: Hadijatou contra l’estat’, ‘Ciutat Morta’, ‘La Llucha’ o T’arajal ‘. Además, algunas de sus obras han sido premiadas en prestigiosos festivales de cine, como el Festival de Málaga o el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Actualmente, está trabajando en una serie de videos cortos experimentales en colaboración con los artistas visuales mexicanos Egroj.
A continuación nuestra conversación con Uge Pañeda:
1. Siendo estudiante de psicología, te ofrecieron empezar un doctorado pero te decantaste por irte a vivir a Islandia y hacer un voluntariado. ¿Cómo influyó en tu futuro tomar esta decisión?
Supongo que esa decisión dibujó un perfil que nada tendría que ver con el que habría sido si hubiera aceptado la proposición de mi profesora.
Era la primera vez que veía y vivía en lo que, hasta el momento, más se había aproximado a un matriarcado en mi vida. Más bien, yo entendía que era un matriarcado, acostumbrada a la sociedad y cultura española, pero en realidad, simplemente era una sociedad más igualitaria a la que las mujeres de ese país habían llegado tras importantes movimientos feministas.
Vivir en Islandia durante tres años me hizo más consciente del lugar que desempeñamos las mujeres en el mundo.
Por otro lado, significó mi incursión en el mundo musical como productora. Siempre había sentido la música como algo esencial en mí, pero fue allí donde por primera vez conocí a gente que producía música electrónica y empecé explorar las posibilidades de los softwares de producción y otros aparatos.
¿De qué era el voluntariado?
Empecé el voluntariado durante un año en un centro de día de salud mental, posteriormente me quedé trabajando allí un par de años más, hasta que acepté una beca para hacer un máster de cooperación internacional.
Recuerdo esa experiencia con mucho cariño. Mis jefas eran majísimas, conocían bien mi inclinación por la música y cómo había llegado allí. Conservo con mucho amor un disco de Sugarcubes que me regaló una de ellas de su colección de discos, durante una cena en su casa con parte del staff del centro.
¿De qué te ha servido tu educación como psicóloga en tu producción artística o en tu carrera?
La música y la psicología, son dos caras de la misma moneda, forman parte de mí y siento que cada vez coexisten de manera más armónica. Hace unos años me esforzaba en mantenerlas separadas y realmente su naturaleza es permanecer juntas porque las dos ocupan un lugar importante en mi vida. Es curioso cómo nuestros procesos cognitivos influyen o condicionan nuestras vivencias. Cómo a través del sonido podemos evocar recuerdos, olores, suscitar emociones, o incluso alterar nuestros estados de ánimo y consciencia. Todo esto son cuestiones que me atraen y me planteo cuando escucho música de otros, hago grabaciones de campo o me enfrento a mi propio proceso creativo. Por tanto, sí que creo que mi formación y práctica profesional como psicóloga influye en mi obra y me hace explorar y experimentar nuevos caminos.
2. Has señalado que proyectos como el festival She Makes Noise son necesarios para la visibilización de mujeres artistas en un mundo en el que la desigualdad es palpable. ¿Has notado una diferencia en los últimos años y después de que internet ayudase a la promoción y concienciación de preocupaciones propias del feminismo?
Sí, creo que poco a poco somos más conscientes de la realidad. Sigue habiendo una situación de desequilibrio total pero también percibo una mayor sensibilización y preocupación para que la situación se revierta, al menos en el contexto artístico en el que me muevo.
De todas formas os comparto un enlace de Female: pressure, una network internacional de la cual formo parte y todos los años se publican estadísticas que definitivamente hablan por si mismas y demuestran que queda mucho por hacer. Aquí os dejo el link para que cada uno saque sus propias conclusiones.
¿Qué cambios te gustaría ver en la escena cultural y musical? No sólo en relación al género, pero en general.
Es obvio que en relación al género me gustaría que se fuera ajustando y equilibrando la situación. Al margen de la cuestión anterior, me gustaría que a los artistas nacionales se les diera mayor representatividad en los carteles y programaciones. Pero para ello, no sólo hace falta programar, sino que también los medios deben darles visibilidad para que su obra llegue a un mayor número de gente y se genere mayor demanda. En mi opinión, esta es una de las asignaturas pendientes de nuestro país desde el principio de los principios, que yo recuerde. Creo que tenemos todo lo que se necesita para hacer de la industria nacional una gran exportadora de artistas, y sin embargo sucede lo contrario.
3. Has mencionado la relación entre las repeticiones sobre las que se construye la música electrónica y las propias repeticiones que construyen los patrones humanos de comportamiento y cómo nos vamos conociendo y encontrando a través de estos ciclos. ¿Cómo y por qué comenzaste a reflexionar sobre esto? Patrones o repeticiones en sí es un recurso que podemos observar en todos los rituales de las distintas culturas y religiones actuales o ancestrales. Un factor común que se repite de este a oeste y de norte a sur del planeta, a lo largo de la historia de la humanidad, y esto creo que sucede porque la repetición nos ayuda a transcender y despegarnos del yo, conectándonos con algo superior. Llamémoslo naturaleza, energía, universo o Dios. Los mantras, el rosario de los católicos, las danzas de los derviches y sus cantos, el techno, la música Gnawa o los danzantes mexicanos…los ejemplos son innumerables, todos y cada uno con sus templos, sus ritos, sus estados de trance o levitación.
Personalmente me apasiona este tema, voy investigando, experimentando y registrando todo lo que puedo poquito a poco, así que es habitual que mi grabadora no falte nunca en mi maleta de viaje.
¿Crees que esa vinculación entre la música electrónica y la manera de entender nuestra naturaleza es algo extendido en la escena musical?
De manera más consciente o inconsciente, pienso que aparece. La mente tiende al patrón, a la repetición, a completar y esto se refleja en la música, en la pista de baile y por ejemplo en el techno. Pero también existe el ejercicio contrario, que es romper ese patrón, lo cual dificulta el baile. Es un hecho y supongo que nos lleva al IDM, la música aleatoria o la experimental.
4. Has mencionado tu preferencia por el vinilo a la hora de publicar con Editions Mego con tu antiguo proyecto LCC (Las Casi Casiotone). Al mismo tiempo, tus proyectos musicales reflejan y funcionan como una reflexión sobre la relación entre las nuevas tecnologías y la vida humana. La inevitabilidad del cambio tecnológico.
Desde mi punto de vista, existe cierta objetificación de la música, que relaciono con el deseo por poseer vinilos. Sin embargo, hay mucha gente que no tiene los recursos para tener una colección y menos para viajar con ella para pinchar en lugares distintos. ¿Cuál es tu opinión sobre la preferencia por el vinilo sobre formatos digitales?
Me parecen igual de válidos, todo es música y como formato todos me gustan. Depende para qué, prefiero una cosa u otra.
Hace años llevaba los vinilos a mis dj set, ahora no, prefiero un híbrido o directamente el formato digital, pura practicidad. De hecho, mis últimas adquisiciones tienen otras intenciones, es más un ritual personal o compartido con mis amigas, poder dedicar una tarde a poner vinilos, tocarlos, disfrutarlos tranquilamente, comentar el artwork, me parece una maravilla. Llevo coleccionando vinilos mucho tiempo, de ahí mi inclinación por publicar en vinilo, pero tampoco descarto otros formatos de publicación. Lo determinaría según el carácter del proyecto.
En definitiva, es un fetiche como otro cualquiera, lo comparo a una buena biblioteca de cualquier lector. Me encantaría decir que no deseo poseer nada, pero no es así, deseo poseer vinilos, es una realidad por lo menos hasta mi siguiente mudanza.
Respecto a lo que comentas de los recursos, es todo muy cuestionable, teniendo en cuenta que la mayor parte de las personas que vivimos en países occidentales gozamos de muchos privilegios. Considero que, con mayor o menor esfuerzo, cada cual prioriza su orden de gastos, en qué quiere gastar su dinero, ropa, comida, libros, vinilos… Personalmente me gusta invertir parte de mi dinero en cultura antes que en otras cosas. Pero cada uno que gaste su dinero como quiera.
¿Es posible relacionar esta preferencia con cierto clasismo dentro de la escena musical?
Si esto lo preguntas por los purismos, yo me alejo bastante de ellos, nunca me han interesado.
En mi caso, el uso de un formato u otro es una cuestión de inclinación o preferencia, y todas me gustan. Las sesiones exclusivas de vinilo son maravillosas y la vez contribuyen a mantener vivo ese formato. Pero eso no las hace mejores ni peores que otras. En mi opinión, el formato no determina que me vaya a gustar la sesión en absoluto, hay pinchadas directas desde plataformas digitales con dispositivos móviles, y me pueden rechiflar… En definitiva, cuanta más diversidad mejor. Si hay personas que creen que el formato determina la calidad de la sesión, pues allá cada cual. A mí me gusta disfrutar y emocionarme con la sesión y eso no depende de ningún formato.
Por otro lado, el mundo del arte, en general, es bastante clasista, no es fácil llegar a poder dedicarle full time a la música u otras artes. Y en este sentido sí que diría que pocas personas tienen la suerte de disponer de los recursos necesarios para poder comprarse un equipo, o materiales, a priori necesario, para empezar a trabajar con él hasta que esas horas de trabajo empiezan a ser remuneradas de manera adecuada para vivir y poder ser una persona independiente.
Quizás todo puede ser y es clasista desde el prisma que lo mires. Digo esto teniendo en cuenta mi posición de mujer cis blanca europea. Algunas personas hemos tenido siempre que ir ahorrando dinero poquito a poco para destinarlo a la música, pero hemos tenido esa posibilidad y esto ya es bastante privilegio.
Hablando de formatos digitales, ¿sigues algún tipo de norma de calidad de sonido sobre lo que vas a usar para mezclar?
No, soy un poco anti-norma, si me guste algo, me gusta y en algún momento me puede gustar la no calidad de sonido y el error.
5. Como artista has formado parte de proyectos de concienciación social y política muy aclamados, creando música para las bandas sonoras de documentales como “I Hate New York”, dirigida por Gustavo Sánchez y “Free: Hadijatou contra l’estat”, “Ciutat Morta”, “La Llucha” o “T’arajal”. ¿Hasta qué punto sientes que tu obra artística es también política? ¿Es posible separar el arte de la política? ¿Es posible que algo se separe de la política? Aunque yo tuviera una inquietud puramente estética, que en algunas ocasiones es así, ¿esto no sería también política?
Personalmente me gusta implicarme en este tipo de proyectos porque es una de las mejores maneras que tengo de contribuir.
6. Dentro de España,está muy extendido el concepto “fuga de cerebros”. La mayor parte del tiempo, se señalan ejemplos de personales profesionales fuera del ámbito de la cultura, sin embargo, son muchas las y los artistas españoles que se han ido fuera. ¿Hasta qué punto consideras que puede ayudar a tu carrera vivir en una ciudad como Londres o Nueva York?
Es probable que pueda ayudar, hay más posibilidades, en todos los sentidos. En esas ciudades hay una mayor comunidad o escena artística, más oportunidades, más oferta de trabajo, incluso formativas, medios con mayor repercusión, agencias, etc. Pero dónde estés, al final, depende de tus preferencias personales.
Soy consciente de las limitaciones que tiene tener base en Gijón, pero también lo disfruto en muchos aspectos, aunque quizás no estén estrictamente relacionados con la música, o si, porque seguro que influye en mi trabajo.
¿Hasta qué punto es admisible que circuitos extranjeros tengan más legitimidad que los internos?
Yo siempre me he manifestado en contra de que esto suceda, al principio con una idea mucho más romántica de todo y ahora simplemente creo que no sabemos sacarle partido a los recursos que tenemos.
Desconozco si llegará a cambiar esta situación, porque para ello debería haber una implicación de todas las piezas de la maquinaria, artistas, promotores, programadores, sellos, festivales, prensa, sponsors, público, etc. Pero me encantaría.
7. Son múltiples las veces que se ha descrito tu trabajo por su “espiritualismo”. Al reflexionar sobre qué despierta estos sentimientos, considero que, por una parte, la música electrónica tiene un carácter que se aleja de “lo humano” y por tanto de la esfera material. Por otra, tus mezclas, usando grabaciones de diferentes partes del mundo y culturas, en distintos momentos del tiempo, hacen que reconozcamos la música como un ritual universal que parte de una necesidad humana y se convierte en un ente abstracto que atraviesa el espacio-tiempo. ¿Por qué consideras que la gente encuentra tu música y tus mezclas espirituales?
La música electrónica engloba un espectro amplísimos de estilos, es cierto que algunos pueden resultar fríos y racionales, pero en mis producciones casi siempre hay elementos muy terrenales y muy humanos, quizás en búsqueda de mi propio universo emocional, a través de las herramientas que utilizo, que al fin y al cabo hablan por mí y expresan mi discurso.
No siempre imprimo esta intención de búsqueda o manifestación emocional en la composición, a veces es pura diversión, pero creo que cuando lo siento y lo hago, algunas personas también lo sienten y esto nos conecta en un plano más espiritual o emocional.
¿Qué es para ti la espiritualidad?
Algo que nos transciende, que nos emociona, que nos conecta con nuestro ser más profundo y a la vez con nuestro entorno, que nos puede llegar a sobrecoger pero en una armonía perfecta.
¿Qué te lleva a escoger estas grabaciones de distintas culturas, es una búsqueda de la belleza en la diversidad o también es una referencia a una perspectiva anti-colonial? Siempre he creído que la música y el sonido son universales, por tanto no creo que yo imprima ese carácter anti-colonial a mi trabajo sino que el sonido lo tiene “per se”. Me atrae su diversidad, su riqueza, su belleza, su evolución, funciones, aplicaciones, encontrar el porqué de elementos comunes o discordantes en diferentes culturas y religiones desde un punto de vista más antropológico.
Por un lado, es tan bello descubrir, investigar, escuchar, documentar sonidos tan diversos, acceder a diferentes culturas y religiones a través de su sonido, que sigo experimentando el síndrome Stendhal con este tema y lo incorporo como parte de mi trabajo, desarrollando un registro sonoro de todos aquellos lugares a los que puedo acceder.
Por otro lado, en nuestro entorno podemos encontrar infinitas fuentes de sonido y, a través de los medios actuales, su plasticidad o capacidad de transformación es absoluta. Me gusta tener esta idea presente para deformar grabaciones, descontextualizarlas y convertirlas en algo completamente diferente a su origen, confundir a nuestros sentidos que a veces se creen en posesión de verdades absolutas absurdas y, de esta manera, cuestionarlos o incluso cuestionarme a mí misma.
8. ¿Qué artistas has conocido desde que empezaste con tu proyecto OKKRE que han influido en tu forma de producir o de pensar?
Todo mi contexto influye en mi, por ende en mi obra, sobretodo mi gente con quien comparto mi vida, me hacen crecer, sentir, avanzar y evolucionar.
El proyecto de OKKRE ha hecho que me encuentre con colegas profesionales, ahora amigos geniales, por ejemplo, Rafael Anton Irisarri, con quien comparto muy buenos momentos, pensamientos y consejos sobre música y otras cuestiones más mundanas como los momentos extraños que vivimos a cada lado del océano. También con mi amigo Jorge, del dúo audiovisual Egroj, comparto muchas inquietudes de nuestros procesos creativos.
Y por supuesto creo que trabajar con Aimar Perez Galí y todo el equipo de nuestra obra de danza “Épica” me ha abierto una puerta para no pensar exclusivamente en la música como mi único medio de expresión. Creo que ahora mi pensamiento y mi proceso creativo fluye de manera mucho más híbrida, y esto me encanta.
9. ¿Tu producción en bandas sonoras para documentales ha enriquecido tu conocimiento en el mundo del cine? ¿Si es así, de qué manera?
Creo que ha sucedido al revés. Probablemente, mi gusto por el cine y conocimiento previo han hecho que me introduzca de un modo muy natural en este campo y que lo vaya a seguir desarrollando con mucho placer durante años.
10. En el mix que creaste para EOTRAX MIX SERIES abriste con una producción de Samuel Kerridge, “Taylor Burch – Transmission 3”, en el que se oye una voz femenina y expresa, entre otras cosas, lo siguiente: “No soy responsable de mi música, sólo soy una intermediaria, un medio, una empleada” (“I´m not responsible for my music, I´m but an intermediary, a media, a workhand”). ¿Cuál es para ti el significado de esta frase? ¿Te identificas con la misma?
Me recordó al termino “trabajadora” (worker). Siempre me ha gustada para definirme dentro del campo de la música, porque creo que, aparte de hacer un guiño a Kraftwerk, es muy significativo para apropiarnos de la palabra y reivindicar una remuneración digna por nuestro trabajo musical.
Pero concretamente, en este caso, comencé el mix con ese fragmento porque me parecía bastante sugerente para despersonificarlo y que cada cual lo transitara de manera libre, una invitación a la escucha libre y en la que cada uno es responsable de su viaje.
Obviamente, yo estoy haciendo lo que hago y soy responsable de lo que suena, pero es una idea que ronda mucho mi cabeza últimamente. Igual no es tan necesaria esa hegemonía ego-centrista del artista para disfrutar de lo que suena, ¿no?
11. La investigación de base que construye tu trabajo es uno de los aspectos que más me fascina. ¿Dónde encuentras nueva música y grabaciones? ¿Cuál es tu proceso?
Una vez que se encienden los oídos, nunca se apagan, para lo bueno y para lo malo. A veces me gustaría apagarlos y no pensar tanto pero ni durmiendo se detiene la cabeza y terminas integrando los sonidos con los que trabajas durante el día en tus sueños.
Es algo semejante a activar un radar, en cuanto lo activas encuentras los sonidos en todas partes. Empiezas a desarrollar una escucha activa de tu entorno, y fluyen las grabaciones.
Respecto a la música para pinchar, me gusta bastante Soundcloud, de hecho principalmente lo uso para escuchar las publicaciones nuevas de sellos que me gustan o descubrir artistas que sólo están en esa plataforma y no los puedes encontrar en otras como Spotify.
Por último, un clásico para descubrir joyas es entrar en las tiendas de discos allá donde voy y escuchar aquello que no conozco.
12. ¿Ya hay nuevos proyectos en el horizonte?
Si, siempre los hay, a veces me falta tiempo para poder ejecutar a la vez que mi cabeza funciona porque va rápida y le gusta mucho dispersarse, pero esperemos que vayan saliendo poco a poco aunque estos tiempos sean complicados.
Teresa Ferreiro trabaja en dirección y gestión cultural y gestión de medios. Es escritora y editora en Ruido de Fondo. Doctora en Bellas Artes y Estudios de Género (Universidad de Vigo) y es artista de cómic, ilustradora y DJ.
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