“Pocas cosas hay más salvajes en el mundo que un grupo de pandereteiras”.
En las últimas semanas, Baiuca ha mostrado con los temas “Luar”, “Veleno” y “Meigallo” parte de la esencia de “Embruxo”, su nuevo LP, que se acaba de publicar.
Creo que no es necesario reincidir en las maravillas a las que ha llegado Baiuca en estos últimos años. No puedo mentir y debo decir que a mí, como gallega, me emociona que un artista incida, investigue y promocione nuestra cultura, historia y vida, y que con ello triunfe fuera y dentro de Galicia.
Hay una gran sabiduría en saber quiénes somos, saber el valor que hay en una misma. También es innegable que Baiuca es un proyecto que juega con elementos por los que sentimos predisposición emocional. Personalmente, considero que “Solpor” y “Misturas” funcionan como desencadenantes de sentimientos identitarios muy fuertes. Son una intensa pero agradable mezcla entre nostalgia y reinvención.
“Embruxo” es una oda al carácter pagano y místico de Galicia. Es un guiño, no a creer en la magia, pero sí a apoyar cierto carácter que ha sido y es la corriente alternativa a lo establecido. Realmente, pocas cosas hay más punk o underground que la tradición de meigallo que se estableció en Galicia. Podemos seguir pretendiendo que estos rituales se enlazan con una parte de la sociedad que ya está en decadencia, pero lo cierto, es que también definen el carácter de las nuevas generaciones: la fascinación por la oscuridad, la sorna, la retranca, la fiesta y la normalización del realismo mágico en varios contextos.
En la entrevista que leeréis a continuación, Alex Guillán (Baiuca) comenta cómo Xosé Lois Romero señaló cómo el diablo, en Galicia, no es tan malo. Hay mucho humor en torno a la figura del diablo. Puede que esto derive de que la cultura pagana en Galicia no vea el diablo como una personificación del mal, sino como un signo de ir en contra de la norma. La norma, no es siempre lo más moral y, en ese sentido, todas tenemos y debemos tener al diablo dentro.

“Embruxo” es un ejercicio que redefine el alcance de la música tradicional y de la música de club, y que resignifica los códigos de la cultura ancestral gallega. El disco está articulado en gran parte por la colaboración de Lilaina, un grupo de pandereteiras pertenecientes a la Asociación Cultural O ́Castro, que anteriormente ya acompañaron a Alex Guillán. Con una voz que se mece perfectamente entre el salvajismo y la dulzura más conmovedora.
En este disco, las voces de las colaboraciones toman una presencia mucho más destacable, se expanden en el tiempo para darle mayor importancia tanto a la narrativa de las letras como a la presencia misma de Lilaina. En ese sentido, se acerca mucho al pop y abandona un poco al house. Al mismo tiempo, como por ejemplo en la canción “Meigallo”, se utilizan bases que recuerdan al reggaeton y que empujan a un baile lento e hipnótico similar a las melodías de house tropical del Búho o Nicola Cruz.
Otra joya entre las colaboraciones de este disco es el fascinante Rodrigo Cuevas con una bella canción sobre las malas lenguas y las acusaciones de bruxería. Con varios aturuxos (grito fuerte, agudo y prolongado propio de la tradición gallega) hacia el final de la canción, como debe ser.
La melodía de cuerdas recuerda a sonidos medievales. Este vínculo con la época medieval se repite a lo largo del disco; como sucede en el tema “Embruxo” o en la maravillosa colaboración con el gaitero Christian Silva. Este tema, con el nombre “Cortegada”, es completamente instrumental ̶ salvo, de nuevo, por la presencia de los aturuxos ̶ la melodía alegre y de reminiscencias medievales se enlaza con la herencia celta de Galicia así como sirve para crear una increíble fusión con una percusión que, aunque tradicional, funciona casi como una base house-funk.
En la mitad del disco, se encuentra “Romaría”, que ̶ como indica su nombre ̶ se trata de la grabación de sonidos ambientales de una romería, acompañados por ritmos de percusión cuyo sonido aumenta a medida que se oyen gritos ahogados parte del evento.
Baiuca vuelve a experimentar con varios audios en ‘Lobeira’, donde se escuchan voces de hombres y mujeres cantando, riendo y recordando. Estos audios son parte de grabaciones antiguas de recolectas en el campo, fusionadas con una hermosa melodía de flauta y percusión tradicional.
En la entrevista, Alex señala el fascinante salvajismo y la fuerza que se encuentra en los grupos de pandereteiras y, concretamente, en Lilaina. Un ejemplo sublime de esto es el tema “Conxuro”, que además de la tremenda presencia de Lilaina, y de ser un tema igualmente oscuro, potente como dinámico y bailable, rompe con la intervención de la bellísima melodía de flauta que literalmente emociona hasta el borde las lágrimas. La canción narra una fiesta en el infierno que hacen los condenados. He de decir que ̶ y asumo que es muy subjetivo ̶ si el peso de la actitud con la que se manda un mensaje, tiene casi tanto como el mensaje mismo, personalmente para mí este tema funciona como un signo de matices feministas y es uno de mis favoritos del disco.
A continuación hablamos con Alex Guillán ̶ y también contamos con la intervención de Adrián Canoura ̶ sobre no sólo “Embruxo” pero también Baiuca como concepto, la relación entre el dolor y la creatividad. La influencia inmensa que tu círculo social tiene en tu personalidad artística, sobre la politización de la obra y mucho más.

1. Anteriormente mencionaste que tu relación con la música tradicional gallega viene de muy atrás, ya que es un campo de interés para tu familia y, de hecho, en un principio no te interesaba. Viendo la sucesión de eventos, ¿en qué medida crees que estamos predeterminadas a promover las acciones y la cultura con las que crecemos?
En mi caso, hubo una necesidad muy sentimental y emocional de conectarse con la tierra, en un momento de madurez, por así decirlo. Cuando cumplí 25 sentí que la música que hacía hasta entonces ̶ hasta los 18 ̶ no me identificaba en el contexto de un mundo globalizado. Sentí que tenía que investigar mi pasado y el pasado gallego para encontrar algo que me identificara y me hiciera en parte diferente en otros lugares, al mismo tiempo que me conectaba con la gente de mi tierra.
2. ¿Estabas ya en Madrid?
Sí, bueno, fue como en un momento en el que ya sabía que me iba y empecé a recolectar samples para llevarme a Madrid. Fueron como unos meses de preparación. Iba allí con una idea ya en mente, pero nada definitivo. Una vez allí me puse en contacto con gente de otras culturas, pero de otras culturas dentro de España, como Andalucía y eso me influyó. O sea, hay muchas cosas que nos unen pero también muchas que nos hacen diferentes, creo que eso también es bonito.
3. Creo que en “Solpor” todo el trabajo de investigación de campo que hay detrás es evidente. Ahora, cuando haces nuevos proyectos, ¿vuelves a explorar en esa biblioteca de recursos ya acumulada o tienes que buscar cosas nuevas?
Todo lo que hago y encuentro lo tengo como un colchón de seguridad, por así decirlo, para tener un lugar de donde tirar si en algún momento me quedo sin ideas o si quiero recurrir a algo que sé que tengo ahí, pero en todo momento me gusta dar un paso adelante. Como en “Misturas”, que trabajé con las pistas de Aliboria. En ese momento, sí volví a las cosas que había recopilado de “Solpor”. En este disco (“Embruxo”) esa idea cambia; lo que quería era meterme en el estudio. No es que hace tres años acumulase material que me fuera a servir para ahora, sino que cada proyecto o cada disco me sirve para tener cada vez más material y también para tener a dónde acudir.
4. ¿Consideras que Baiuca como entidad forma parte de un concepto que se extiende a todos estos proyectos? ¿O cada uno de ellos, cada EP o disco, tiene un concepto e identidad diferente para ti?
Hay un proyecto general que es la mezcla de tradición y folclore con música electrónica o más vanguardista. Es la unión de dos mundos con los que crecí. De hecho, cuando quiero hacer algo nuevo mi idea es hacer siempre lo que me da la gana pero manteniendo esa identidad. O un elemento, dos o tres, pero que hacen referencia a la música tradicional.
5. ¿Es posible que algún día cambies radicalmente tu estilo?
De momento tengo esa predisposición a mantener un punto de identidad en todo lo que hago. Por ahora. No sé qué pasará dentro de un tiempo. Por ejemplo, estoy aprendiendo mucho sobre esto de Xosé Lois Romero. Me dijo que hubo un momento en que decidió que cualquier set de percusión que iba a tocar tenía que hacerlo con instrumentos tradicionales. Si iba a montar una batería en lugar de ser una batería “normal”, tenía que ser con instrumentos tradicionales. Es un límite que estableces y el final te guía un poco. Te permite mantenerte en un camino. Si en algún momento eso se convierte en una ataduras para mí, lo romperé y haré lo que quiera, pero ahora mismo me ayuda a posicionarme. No tanto en el plano de mis lanzamientos, pero por ejemplo si hago un remix es algo que tengo en mente. Si hago un remix de un artista latinoamericano o de cualquier otra parte del mundo, me mola que incluya algún elemento tradicional. Acabo de hacer uno de La Torre, que es un artista ecuatoriano, y le puse una tixola. Bueno, especialmente en los remixes es donde más lo veo.

6. Hay muchxs referentes culturales gallegxs, pero se promocionan muy poco y llegan a poca gente. Siento que saber que alguien nacido en Catoira llega a estas esferas, y también estar incidiendo en nuestra propia cultura, tiene un impacto muy grande para la mayoría de nosotrxs. En este sentido, ¿te sientes responsable?
No por el momento, porque me siento libre. Hago lo que me gusta sin pensar en la gente y en la gente que le gusta. Hay una conexión mágica por así decirlo. No tengo la presión de tener que agradar a nadie o tener que hacer algo en concreto. Y eso es genial, poder hacer lo que quieres y lograr que la gente se identifique. Sí siento una responsabilidad con el idioma, por ejemplo, que es algo que nunca me había pasado antes. Porque sí empiezo a sentir que las cosas que hago ̶ a ver, a pequeña escala ̶ pueden servir de referencia para alguien. Creo que estamos en un momento en el que la lengua gallega está en una situación delicada, no sé si es catastrófica… o no, en comparación con otras lenguas. Pero sí creo que se necesitan referentes que ayuden a hablar más gallego pero sin tener que presionar a nadie; que es simplemente algo que ves y quieres reproducir. No es un rollo de obligar a nadie a hacer algo, es algo que simplemente me digo a mí mismo. Creo que puedo aportar algo en ese campo.
7. ¿Eres consciente de que hay una proyección muy politizada en tu trabajo? Por ejemplo ̶ y por favor no te ofendas porque no lo considero nada malo ̶ cuando hiciste el concierto de Santiago en la Plaza de la Quintana, las proyecciones de Adrián Canoura repitieron unas imágenes muy simbólicas y muy presentes en el imaginario gallego, o en general en la mente de todes les gallegxs. Hubo varios momentos en los que la fotografía de Castelao aparecía repetidamente siguiendo el ritmo de la música. Era casi como mántrico y, obviamente, la imagen de Castelao es un icono en Galicia. Está vinculado a respuestas emocionales muy fuertes. Al finalizar el concierto alguien dijo: “Fue como un concierto nacionalista gallego”.
Pues, puedes hablarlo con Adrián, que está ahí.
Adrián Canoura estaba sentado en otra mesa con su computadora portátil. Nos reímos y se sienta cerca de nosotros.
Adrián Canoura:
Ese material en particular fue donado por el CGAI para otro concierto anterior, el del festival Curtocircuito. Nos dieron esas imágenes, que habían sido digitalizadas recientemente y bueno, nos propusieron trabajar con ese material para hacer un concierto ligado a la idea de archivo. Después de eso nos quedamos con las imágenes pero no por un alegato político.
Alex Guillán:
De hecho, si te digo la verdad, nunca he tenido una conversación con Adrián sobre esto.
Adrián Canoura:
No, ni hemos tenido nunca la sensación de querer hacer una alegación de ningún tipo.
Alex Guillán:
No, porque creo que nuestra alegación en realidad es natural. O sea, no hay un nacionalismo explícito. Pero aun así, si se usa para “hacer país”, pues me parece bien. Sin que se imponga nada.
Teresa Ferreiro:
Veamos, pero (dirigiéndose a Adrián) siento que estás esquivando un poco la pregunta. (risas)
Adrián Canoura:
No, en absoluto.
Alex Guillán:
Adrián es un poco así (risas)
Teresa Ferreiro:
Seguro que sois consciente de que, por ejemplo, el momento de las proyecciones del retrato de Castelao, funciona casi como un botón que dispara todos estos sentimientos profundamente arraigados. Es un símbolo muy emotivo.
Adrián Canoura:
Sí, obviamente. Ese material fue otorgado solo para ese concierto y bueno, nos quedamos con las imágenes para seguir usándolas. De hecho, trabajo mucho con la idea de archivo. Pero aquí hay otro trasfondo político del que supe más tarde. Aunque son públicas, existe cierta dificultad para poder utilizarlas, pero esas imágenes acabaron en el CGAI con la idea de que se digitalizasen y que la gente tuviese acceso a ellas y pudiese utilizarlas. Por lo tanto, saber esto promovió aún más mi idea de que es un derecho poder usarlas.
Le comuniqué al CGAI que estábamos trabajando con ellas, de todos modos.
8. ¿Qué opinas del término “folktrórica”?
Bueno, yo solo creo que refleja… no sé si tanto en este disco, porque no sé si “Embruxo” responde tanto a este término, en el sentido de definir un género que mezcla electrónica y música tradicional, porque es un álbum donde me inclino más hacia la música orgánica que hacia la electrónica. Creo que la oportunidad de poder entrar al estudio para grabar percusión con Xosé Lois me hizo sentir que esos instrumentos tenían que ser más protagonistas. Así que hay una pista, como “Luar”, que es más electrónica, pero en general creo que es un álbum que tiene un lado más orgánico que electrónico. Pero con el término me identifico perfectamente, en general.