Con esta receta inconfundible, estos dos funambulistas del absurdo kitsch cómico pop retornan tras un lustro sin noticias suyas.
Hablar de Alarido (Antes, Alarido Mongólico) es hacerlo de un par de transgresores de los consensos de comportamiento del pop actual. Marcarras y dulces, grotescos y alucinados, perversos y amorosos, lo suyo es una exaltación del espíritu Muchachada Nui en modo electrónico urbano, donde hip hop, house o bedroom pop contornean y dan ritmo a unas canciones gestadas desde una lírica que abduce todo rastro de normalidad. La misma que nos transporta a un imaginario delirante de sexo chusco, feromonas reptantes, gabber gastronómico y toda clase de estribillos escupidos con la frescura de los primeros Beastie Boys y la puntería de quien hace todo acto creativo desde el burbujeo de la excitación sin filtros.
