Ya está en la calle “La Villa Luminosa”, cómic donde participa Pepa Prieto Puy, integrante de RDF.
Pero ¿qué es “La Villa Luminosa”? ¿Un juguete ochentero? ¿Un cómic? ¿Una obra de arte kitsch? ¿Un homenaje al juguete estrella de Feber en 1989? ¿O todo al mismo tiempo? Quizá esta última sea la única respuesta posible para lo que las autoras de cómic María Ramos y Pepa Prieto Puy comenzaron a idear hace cuatro años, en torno a su devoción por un juguete que, por generación, no les tocaba.
Con el paso del tiempo, la nave de la nostalgia por la casa de Chabel contó con nuevas tripulantes, como Ana Galvañ y Elisa Victoria, que redondearon el trabajo de María y Pepa por medio de su toque de varita mágico. Y es que «hay un lugar en el mundo en el que podrías quedarte a vivir para siempre al cobijo de la luz más cálida que quepa concebir. Despliega hoy mismo las estancias de la villa luminosa».
Con este deseo se abre el telón de un artilugio compuesto por tres firmas diferentes pero complementarias, cuyo envoltorio esconde juegos como el surgido desde el corazón de viñetas imaginadas y, coloreadas, por la habilidad de María Ramos para hacernos sentir como inquilinos de la Villa más icónica de la Chabel.
La autora de comics como “El libro del futuro” (Fulgencio Pimentel, 2018) o “Picnic” (Fulgencio Pimentel, 2018) destila puntería y concisión de relieves jugueteros en una historia de estrellas raptoras y orgullo chic.
Por su parte, Pepa Prieto Puy, colaboradora de The New York Times y The New Yorker, entre muchas otras publicaciones, se sirve de un guión de Oriol Segarra para ficcionar una alocada screwball comedy de tintes gore entre detallistas encuadres de gran dinamismo visual y trazos que, literalmente, centellean en la oscuridad.
Y como esto no es un cómic ni un libro al uso, la gran Ana Galvañ también se suma a la yinkana, y nos enreda en un póster que, a su vez, es una mini-historieta de pálpito Feber.
La cuarta pieza maestra es obra de Elisa Victoria, autora de la aclamada novela “Vozdevieja” (Blackie Books, 2019), que, por medio de su costumbrista prosa mágica, nos arrastra hacia la obsesión febril que genera la necesidad de hacerse con un juguete donde vidas a escala menor reproducen sueños infantiles como los aquí escondidos: en el interior de unas páginas que se van sucediendo como si fueran empujadas por las manos temblorosas de niñxs que se adentran por primera vez en las estancias de una villa que, más allá del culto generado en estas tres últimas décadas, florece en deseo prohibido para la mirada adulta. Juguete mágico del que la introducción nos dice que «un día muy lejano todo ese plástico se habrá desintegrado y formará parte de la arena y del mar, y los corazones de las niñas que fuimos serán polvo estrellado y ya no palpitarán más, y nadie necesitará asomarse al alfeizar de ninguna ventana en mitad de la noche».
Quizá contra la nostalgia de hacerse, y sentirse, mayor esta sea la vacuna esperada. Lifting para estirar nuestros sentimientos hasta la infancia por medio de tres episodios, dos en cómic y uno novelado, y una sonrisa cubreparedes que nos recuerdan la necesidad imperiosa de no cortar nunca las alas a la fantasía en nuestras vidas y la posibilidad de volver a jugar con esa Chabel, regente del gran palacio del mundo de plástico y armazón de goma, que cobra sentido total por medio del diseño final, de juguete y brillantina, realizado por Nuria F. Herrera.
“La Villa Luminosa” está editado por La Junta de Extremadura
Obseso crónico de la espeleología musical, autor de una treintena de ensayos musicales y miles de artículos, en TiuMag, El Salto o Rockdelux, entre otras publicaciones.
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